SIMBOLOS JUDIOS "MEZUZA"

sábado, 19 de julio de 2008





Mezuzá (del hebreo מְזוּזָה, «jamba de la puerta»; plural mezuzot) es un receptáculo adherido a la jamba derecha de los pórticos de las casas judías, que alberga un pergamino enrollado con versículos de la Biblia. Es una de las características más singulares de las moradas de los judíos.

La mezuzá consiste en una caja hueca y alargada, de unos 10 centímetros de largo, en la que se introduce un rollo de pergamino, que reza dos plegarias: la más solemne del judaísmo, «Shemá Israel» (hebreo, "שְׁמַע יִשְׂרָאֵל", "Oye, oh Israel" (Deuteronomio 6:4-9)) y «Vehayá im shamoa» ("וְהָיָה אִם שָׁמֹעַ", "En caso que me oyéreis" (Deuteronomio 11:13-21)). El grabado de las oraciones en el pergamino, es efectuado por un escriba ritual especializado, llamado Sofer Stam, que es quien también escribe a mano los rollos de la Torá.

En su parte externa, la mezuzá lleva inscriptas la palabra "שַׁדַּי", "Shadai", uno de los nombres de Dios, que hay quienes interpretan como iniciales de «El que cuida las puertas de Israel».
La mezuzá se fija en la base del tercio superior de la jamba derecha del pórtico principal de la casa, en posición inclinada, como compromiso entre las posturas encontradas de Rashi, según quien la mezuzá debería colocarse en posición vertical, y la de Rabenu Tam, que sostuvo que debiera posicionarse horizontalmente. Se estila también, aunque con menor celo, colocar mezuzás en las puertas internas, excepto cocinas y retretes. Las hay ostentosas, fruto de finos trabajos de orfebrería y confeccionadas con los materiales más nobles, y las hay de las más simples, incluso de plástico, siendo que la parte más importante de la mezuzá es el pergamino interno, que debe ser realizado siempre con la mayor probidad, y conservarse incólume e intacto.
La mezuzá es uno de los símbolos más característicos del judaísmo, mediante el cual se diferencian sus casas de las de sus vecinos, como ocurriese en Egipto, al saltear Dios las moradas de los hebreos y evitarles la muerte de sus primogénitos, diferenciándolas de las demás por medio de marcas de sangre en las jambas de las puertas (Éxodo 12:12-13). La mezuzá recuerda al judío, a cada entrar y salir de un sitio, de la existencia de un único Dios. Los judíos practicantes suelen besar la mezuzá con su mano al pasar ante ella, tanto a la entrada como a la salida.

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